Me gusta compartir con todos vosotros que, el mercado internacional, para el
producto gourmet español sigue siendo, muy embrionario. Las tiendas gourmet con las que trabajamos, y muchas con las que también desearíamos trabajar, tienen un patrón muy común. Que el producto que puede ser considerado gourmet, origen España, es de una calidad media, y es muy cuestionable poderles llamar Gourmet.
Ejemplos, tenemos muchos, pero uno de los productos más claros son las conservas. Sobretodo, las de pescado y marisco. No puedo entender cómo una foto y un packaging más o menos bonito, sea suficiente para convencer a las tiendas gourmet para tener como “representantes de nuestra mejor gastronomía”, a esos productos. Ciertamente a nosotros nos da rabia e impotencia. Porque, además, los precios, ah claro el precio –
ese gran trauma para España, defender los precios altos cuando deben serlo–, son escandalosamente bajos, para lo que deberían serlo por la categoría de esos productos. Y entonces no entienden como un mejillón, teóricamente de origen Galicia, un 6/8 (número de unidades por lata) pueda costar en tienda unos 8€, cuando nosotros, teniéndolos directamente del productor, como
Conservas Nosa, los tenemos a 11,95€, y sabemos que los tenemos ”baratos”, porque podrían estar tranquilamente a 15/17€.
Pero además sin ninguna explicación de dónde se extraen, dónde están las bateas (lugar en el mar donde se cultivan de manera salvaje los mejillones), quiénes son los productores, como está hecha su salsa de escabeche… etc. En definitiva, todo lo que da el “valor real” a un producto exclusivo. Y cuando les comentamos a las tiendas si sus mejillones tienen el certificado
Origen Galicia, y éstos no los tienen, eso les debería hacer desconfiar de su verdadero origen.
Ese sólo es un ejemplo, podríamos seguir por la palabra “ibérico” para los jamones, que engloban a demasiadas gamas de producto. El
Ibérico 100% solo es el de etiqueta negra, y punto. Y el resto, a pesar de ser buenos y muy buenos productos algunos, no son el summum como es el verdadero “pata negra”.
Y su precio tampoco (ojo que aquí muchos se aprovechan de la palabra ibérico para ponerle precios del verdadero jamón “etiqueta negra” cuando no lo son).