El día que España decidió rebajar su leyenda: el jamón ibérico al 50%
Israel Romero Delcán CEO & Founder de Made in Spain Gourmet
El jamón ibérico es más que un producto: es una declaración cultural, una forma de entender la tierra, el tiempo y la excelencia. Es el fruto de siglos de respeto por la dehesa, del equilibrio entre el hombre, el animal y la naturaleza. Es —junto al aceite de oliva y el vino— uno de los tres pilares que definen el alma gastronómica de España.
Y sin embargo, hemos decidido jugar con fuego. La Denominación de Origen Protegida (DOP) Guijuelo ha aprobado que, desde ahora, bastará con que un cerdo tenga un 50% de raza ibérica para que su jamón pueda llevar el sello de “ibérico”. El otro 50% puede ser de raza Duroc. El Ministerio de Agricultura ha dado luz verde. Y Bruselas, sorprendentemente, ni siquiera ha sido consultada.
Una decisión que cambia la historia
Esta modificación no es técnica, es estructural. No hablamos de un ajuste administrativo, sino de una redefinición de lo que significa “excelencia” en España. Y hacerlo desde una de nuestras DOP más emblemáticas, Guijuelo, convierte el golpe en una herida simbólica.
Las denominaciones de origen andaluzas —Jabugo y Los Pedroches— lo han dicho sin rodeos: bajar al 50% no es una estrategia de diversificación, es una bajada de calidad disfrazada de progreso. Es abrir la puerta a modelos de producción intensiva que poco tienen que ver con la esencia del ibérico: el tiempo lento, la bellota, la dehesa y la pureza racial.
Porque, ¿qué protege una DOP si no protege precisamente eso? ¿Qué valor tiene un sello si cada vez significa menos?
Un pucherazo político y económico
Guijuelo defiende que su decisión no rebaja la calidad, sino que la “diversifica”. Afirman que lo importante no es tanto la raza, sino la alimentación y la curación. El Ministerio asiente. Y todos —milagrosamente— han emitido informes favorables.
Todo rápido, limpio, discreto. Tan discreto, que ni Bruselas ha sido informada porque el cambio fue tramitado como “modificación normal”. Pero lo que se ha hecho no es normal. Es una maniobra política que huele a cocina cerrada, a pactos de despacho, a servilismo económico disfrazado de modernidad.
España: el país que se hace trampas a sí mismo
Ningún otro país del mundo líder en excelencia se permitiría algo así. Ni Francia diluiría su foie gras. Ni Italia su parmesano. Ni Japón su wagyu. Solo en España somos capaces de auto-sabotearnos con una mezcla perfecta de burocracia y complejo.
Los españoles tenemos una habilidad ancestral para crear algo único… y después rebajarlo por miedo a destacar demasiado. Como si la excelencia molestara. Como si ser referentes mundiales nos diera vértigo.
La excelencia no se negocia
En Made in Spain Gourmet, lo tenemos claro: El producto gourmet español no se toca, no se rebaja, no se negocia. Nuestra obligación moral —como profesionales, como embajadores y como país— es proteger aquello que nos hace únicos. Y eso pasa por decir las cosas como son: esta decisión es un error monumental que daña la imagen de España en los mercados internacionales y empobrece el alma del ibérico.
Nosotros apostamos por el 100% ibérico, por la dehesa, por el tiempo y por el respeto. Por la autenticidad que emociona al consumidor de verdad. Y seguiremos denunciando cada paso que pretenda diluir ese valor en favor de una producción más barata o más rápida.
Liderar o seguir a los mediocres
España tiene dos caminos: Seguir el paso corto de los que gestionan con miedo y complacencia… O liderar desde la excelencia, la verdad y la valentía.
Porque ser líder no es vender más. Es mantenerse fiel a los valores que te llevaron a ser grande. Y quien no entiende eso, no dirige: administra la decadencia.
AUTOR: Israel Romero, CEO de Made in Spain Gourmet.