Descripción
Crackers veganos artesanos con trufa negra y aceite de oliva, Lady Joseph
Lady Joseph infusiona el aceite con trufa negra. La trufa negra (Tuber Melanosporum Vitt) tiene un sabor intenso y un exquisito aroma. La cosecha tiene lugar en el pueblo de Sarrión (Teruel) donde se encuentra la mayor plantación de robles del mundo.
También se utiliza la Tuber Aestivum o Trufa de Verano crece desde inicios de verano hasta otoño. Puede distinguirse por sus arrugas angulares. Su tono es marrón oscuro y la pulpa tiene un perfume y un sabor intensos y característicos.
La harina se muele de forma artesanal. Las harinas molidas a piedra son más nutritivas y aromáticas que las molidas con rodillos industriales de acero.
Se reposar las masas 12 horas y realizan una cocción lenta para mantener los nutrientes y obtener una cracker extra fina y crujiente, pero consistente a la vez.
Para que puedas disfrutarlas solas o acompañadas de hummus, embutidos ibéricos y quesos cremosos, o con lo que quieras, incluso solas.
Ficha técnica.
Ingredientes
Harina de trigo, aceite de oliva (20%), sal, 0,5% trufa negra (tuber melanosporum y tuber aestvium)
Alérgenos: Puede contener trazas de huevo, leche, sésamo y frutos de cáscara.
Productor: Lady Joseph
Origen: Barcelona
Caducidad: 12 meses.
Conservar en lugar fresco y seco, sin luz solar directa.
Información nutricional por 100 g
- Contenido energético / Calorías 1884 / 450 kj / kcal
- Grasa 23 g del cual/de los cuales: Ácidos grasos saturados 7 g
- Carbohidratos 57 g del cual/de los cuales: azúcar 4 g
- Fibra 3 g
- Proteínas 1 g
- sal 0,16 g
La historia de la marca empieza con la abuela; Josephine, una mujer elegante y pertinaz. Se enamoró del abuelo de los propietarios un verano en Burdeos, mientras él aprendía a elaborar vino francés para llevar su producción a La Rioja.
El encanto francés de su abuela, le hizo caer rendido a sus pies, y en dos meses decidieron casarse y mudarse a Logroño.
Allí en su nueva casa empezó a pensar en producir productos de primera que pudieran transportarla hasta su Francia natal: para algunas cosas, como la tozudez, siempre pareció más castiza que francesa.
Josephine empezó seleccionando las mejores harinas de productores locales y replicando las recetas de su infancia, perfeccionó la receta hasta conseguir unas galletas elegantes, finas y crujientes, llenas de sabor. Un producto saludable y único con el que deleitaba a los viajeros que hacían parada en Haro.
Josephine decidió abrir un salón de té. Allí, ella vendería lo que elaboraba en el obrador, mientras creaba un centro de reunión para vecinos, amigos y viajeros que pernoctaban en Haro para coger el mismo tren que llevaba sus productos a Francia.
Pronto su salón se convirtió en un lugar de reunión indispensable, no solo por las exquisiteces que servía, sino por ser un punto de encuentro amigable y vanguardista donde uno podía enterarse de todo lo que pasaba en el resto de Europa.
Y es aquí donde entran sus nietos de Josephine, que han querido continuar con la tradición y lograr su gran sueño: poder compartir con gente de todo el mundo sus maravillosas creaciones. Conservan su receta original y su buen hacer, así como ese mundo de sueños y memorias que han querido plasmar en su colección de galletas y crackers.
Y aunque la vida ha evolucionado mucho y nuestro es más digital que nunca, , cuidemos por lo menos los productos de calidad e historia que mantienen vivo nuestro origen.