Reunión con una empresa de AOVE, con producto excelente y packaging muy atractivo. “Israel el proyecto vuestro es muy interesante, pero hemos invertido mucho en el producto y ahora no podemos hacerlo en marketing. Cuando consigamos ventas ya lo iremos viendo” Alucinante, es como hacer un coche y dejarlo en el garaje criando malvas. Otro ejemplo. Empresa de repostería, muy Premium que no es productora pero sí comercializadora exclusiva. “Invertir en comunicación con
Made in Spain Gourmet ¿cuántas ventas me van a producir, aunque sean grosso modo? ¿Y en cuánto tiempo?”. Yo les digo, que no somos adivinos… por ahora, y mi respuesta siempre es la misma,
0 ventas, porque sin comunicación no hay ventas. Otro ejemplo más. Elaboradores de uno de los productos más importantes españoles, “sí hemos vendido en Europa, pero porque nos vienen a comprar. Pero desarrollar ventas internacionales propias en Europa, es algo que no nos planteamos”. Tienen un producto espectacular y lo dejan todo a lo que dicte el mercado, sin querer incidir más en él.
Y podríamos hacer un libro con los noes que hemos recibido para trabajar con nosotros. En el proyecto/realidad
Made in Spain Gourmet. ¿Por qué? La respuesta fácil y cómoda es que “no nos sabemos vender como si lo hacen otros (italianos sobretodo), ellos sí saben … ¿y nosotros no? Pues estoy totalmente en contra de ese mantra. La historia está de nuestro lado. Creo que la globalización la iniciamos desde España hace 501 años, eso sí con la visión de un portugués, como era
Fernando de Magallanes. Por no hablar lo que se inició 531 años con el descubrimiento de América. Creando rutas de comercio que desde entonces, pusieron a España en lo más alto del pedestal como primera potencia del mundo. Pues parece que eso fue un sueño, y lo que vivimos hoy en día, es más bien una pesadilla.