La pandemia hizo que la gente hiciese más repostería casera, volviera a los tiempos de hacer las recetas “de toda la vida” en casa. Para ello, se necesitaban productos básicos como la harina, levadura, huevos y el azúcar. Pero ello era contraproducente para las personas que querían volver a lo tradicional porque era más saludable. La única alternativa que encontraron en el mercado de los edulcorantes fue
Sucralín.
Porque te permite cocinar a altas temperaturas de cocción, manteniendo la textura de los alimentos y su sabor final, en formatos domésticos y profesionales. Así tus recetas tan clásicas como los arroces con leche, bizcochos, tartas de manzana, o tartas de zanahoria, tienen el mismo gusto, pero con menos calorías y lo más importante, que son aptas para todos, incluidas las personas con diabetes.
También se ha convertido en una alternativa para los obradores, que encuentran en nuestros productos, la posibilidad de aumentar su público, el que tiene problemas con el azúcar, y los que se quieren cuidar con una alternativa baja en calorías, pero sin perder ese gusto dulce de siempre.
Ni los polialcoles como el erititrol, maltitol, ni la estevia o el sirope de ágave no te permiten cocinar con ellos, es decir que no consigues resultados similares al azúcar y por tanto no son una verdadera alternativa. En el caso de los polialcoles además, provocan flatulencias.