Eso era condición indispensable para Óscar. Los edulcorantes artificiales no podían reproducir el sabor a azúcar. Y es que e
l único edulcorante que sabe a azúcar es Sucralín, porque proviene de la caña de azúcar. Y no solo eso es importante, que ya lo es por sí mismo, sino que además te permite utilizarlo para cocinar, tus recetas caseras, y también a los profesionales. Porque es capaz de soportar altas temperaturas (250ºC). Ahí encontraréis la gran ventaja respecto a otros edulcorantes naturales como la
Stevia, 300 veces más dulce que el azúcar, pero tiene un poso amargo que hace que su gusto sea metálico y sepa a regaliz.
O el
aspartamo, que lo encontramos en refrescos con “cero azúcar”, endulza unas 150 veces más que el azúcar pero su sabor es diferente… Como contrapartida contiene la fenilananina, que puede provocar la fenilcetonuria (problemas en el hígado por demasiada ingesta).
Como alternativa mucha gente usa otros
edulcorantes naturales, como la
miel,
jarabes de distintas sustancias dulces, etc. Es perfectamente aceptable, pero
hay que saber que básicamente son… azúcar. La
miel puede contener numerosas vitaminas y minerales, pero es un
85% azúcar, y en ese aspecto es igual de perjudicial que el azúcar refinado. Y no permiten hornear y dar volumen a la repostería.